Érase una vez un caballero que tenÃa
un nuevo sirviente, se llamaba Ferrán y al parecer le gustaba mucho
escribir y tenÃa un peculiar sentido del humor. El caballero del
castillo se empezó a interesar por lo que Ferrán escribÃa, y se
informó de que cada noche escribÃa algo importante que le hubiera
sucedido en el dÃa, y de cuando en cuando leÃa y veÃa la libreta
de Ferrán.
Un dÃa vino al castillo un
hombre que decÃa ser trabajador de la Piedra Filosofal y
que venÃa a hablar con él porque se habÃa enterado de que era un
hombre inteligente y sensible, le dijo al caballero que tenÃa
que hacer un viaje a Italia para comprar lo necesario para convertir
los metales en oro y que solo tenÃan acceso a la información que
habÃan conseguido de la Piedra Filosofal
algunos trabajadores fiables, también,
le dijo que si querÃa colaborar con 500 ducados compartirÃa con el
la información que consiguiera, porque era uno de los que tenÃan
acceso a la información. Al final le dio los 500 ducados, con la
condición de que cuando viniera de Italia compartirÃa con el la
información.
Una
de las veces que el caballero leyó lo que Ferrán escribÃa, en una
de las páginas vio que Ferrán habÃa escrito su opinión sobre la visita
del supuesto trabajador de la Piedra Filosofal y
que decÃa que no iba a volver de Italia y era un impostor. Al final
el caballero se rió por su gran humor y el tiempo les tendrÃa que
decir quien llevaba razón...
Opinión: a mi no me ha gustado el cuento porque no cuenta el final, de si tenÃa la razón Ferrán o el caballero, y porque el caballero no le tenÃa que haber dado el dinero y confiar en él, porque ni siquiera sabÃa si era mentira todo lo que le habÃa dicho de la Piedra Filosofal.
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